Después de varios meses en que el Señor me dijo que no escribiera más, nuevamente me dio libertad para exponer lo que me ha ido mostrando y confirmando. Así es que hoy expondré una revelación muy importante que me ha sido confirmada a través de diferentes días de este último mes de mayo de 2016.
Hace algunos días, me levanté, desperté a los niños, les preparé el desayuno y los llevé al colegio. Al regresar a casa comencé a cortar las ramas del árbol que estaban muy crecidas y molestaban a las personas que caminaban por la vereda. Rama a rama las iba cortando de manera prolija, y recuerdo que mientras lo hacía, oraba y le cantaba al Señor Jesús.
Hace algunos días, me levanté, desperté a los niños, les preparé el desayuno y los llevé al colegio. Al regresar a casa comencé a cortar las ramas del árbol que estaban muy crecidas y molestaban a las personas que caminaban por la vereda. Rama a rama las iba cortando de manera prolija, y recuerdo que mientras lo hacía, oraba y le cantaba al Señor Jesús.
Todo marchaba bien hasta el momento en que corté la última rama que molestaba, ya que mientras lo hacía, de alguna manera apoyé mal mi pie derecho y se fracturó el peroné. Al instante sentí un “Crack” en el hueso y mi pie quedó literalmente colgado sin poder apoyarlo en el piso. Mi primera reacción fue saltar hasta la entrada de nuestra casa y pedir ayuda a mi esposa. Y mi segunda reacción fue decirle al Señor…”Noooo Señor ¡¿por qué me quebré otra vez?!
Comencé a llorar pero no de dolor sino por el hecho de que 6 años antes me había quebrado, y me invadieron la mente aquellos recuerdos de todo el proceso largo y doloroso que viví hasta mi recuperación. Fuimos al traumatólogo, me hicieron una placa radiográfica, mantuve bajo control el dolor que sentía hasta que me anestesiaron, y presentía que había una razón de mi nueva fractura. Si algo comprendí en las batallas espirituales es que a veces el Señor nos habla de maneras que no podemos entender, así es que estuve esperando que me hable.
Pasaron dos días y se asomó la segunda noche. Me fui a descansar y dentro de mí comenzó a surgir una tristeza muy fuerte y lloré sin saber el porqué. Pero era como una fuente de dolor, como una agonía interna que no puedo explicar. Pregunté otra vez al Señor y fue entonces que comenzó a hablarme, empezando una charla corta pero profunda de la que hice partícipe a mi esposa.
Él me dijo: Otra vez quebrado, no?
Yo respondí: Sí Señor, otra vez. Pero dime porqué por favor.
Y el Señor me respondió: así como te has quebrado, así quebraré a mi pueblo. Has leído acerca de esto en mi Palabra y en revelaciones que he dado a diferentes siervos. Recuerda me dijo... De la misma manera que quedaste cuando sentiste que se quebraron los huesos de tu pie, así será para aquellos que desoyen mi voz en sus conciencias. No tendrán en donde apoyarse y serán despojados de todas sus esperanzas.
Al terminar de decirme esto, comencé a llorar en mi cama y a decirle a mi esposa lo que el Espíritu Santo me decía. Y agregó..."quiero que tu fractura sea testimonio de lo que vendrá a mi pueblo desobediente para que cuando suceda recuerden mis palabras de advertencia."
En ese momento recordé mucho de lo que he venido leyendo, y me vinieron a la mente las revelaciones de Anna Rontree, pero especialmente de aquello que le dijo el Señor acerca del juicio que viene a la iglesia.
Recuerde Usted lo que Jesús me dijo: Quebraré a mi pueblo.
Haciendo una retrospectiva...Antes de la aparición de Jesús (Yeshua) en la tierra, su pueblo Israel pasó por muchos momentos de juicio debido a su desobediencia. No obstante vemos el amor y la pasión de un Dios maravilloso que al contemplar el sufrimiento de su pueblo, se compadece enviando a sus profetas para darles aliento y prometiéndoles bendición y restauración a cambio de fidelidad y obediencia como nación. Observamos 2 cosas:
1) El Eterno cumple sus promesas de mejores tiempos,
2) Su pueblo intenta ser fiel pero siempre decae en su consagración y obediencia, adquiriendo costumbres paganas de naciones vecinas, tomando para sí ídolos ajenos y olvidando al Omnipotente.
De esto es de lo que me está hablando durante este tiempo. El Padre quiere que nos pongamos a cuentas ahora, quiere que volvamos a sus caminos y que busquemos su rostro para poder enfrentar nuestras concupiscencias y debilidades humanas. Quiere que mantengamos la Fe, que nos vistamos de santidad y que nos preparemos para las Bodas Reales. Está llegando la hora de que Yeshua dejará de ser nuestro abogado para transformarse en nuesto Juez.
Lo que vendrá, es nada menos que su Gran Juicio sobre la Iglesia. Él separará la Verdadera Iglesia de la Falsa Iglesia.
De la misma manera que permitió fracturarme, Él quebrará a su pueblo, separando las dos iglesias que hoy están juntas, personas que asisten a un mismo templo físico pero que íntimamente manifiestan vidas totalmente diferentes. Unos, caminando en santidad y otros llevando una doble vida.
Él separará el Verdadero Pueblo, de aquel que dice ser su pueblo; de aquellos que como dijo Jesús, son sepulcros blanqueados. Él vendrá y hará justicia al pobre, al menesteroso, al piadoso, al hambriento, al desamparado, al huérfano y al abandonado anciano de días. Él mostrará su Gran Poder y al mismo tiempo su Gran Misericordia para con aquellos que mantienen su Fe como estandarte. De esta manera el Señor empezará a limpiar porque es necesario, porque es tiempo de que ocupe su lugar como Juez. El tiempo es corto y está llegando esa etapa de Gran Tristeza para aquellos que no puedan escapar, para aquellos que confiaron en sus propias ideas y pensamientos humanos, para aquellos que no creyeron al llamado del Señor cuando dijo: “Yo estoy a la puerta y llamo” y para aquellos que confiaron en un hombre o una estructura eclesiástica.
Así ha dicho Yaweh: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Yaweh.
Cuando sea la manifestación de juicio, Él quebrará las voluntades, quebrará las emociones y las esperanzas de vida de este mundo y su sistema de corrupto satánico al que estamos acostumbrados.
!Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!
Anna Rountree menciona en su libro, que El juicio de Dios contra el pecado ha comenzado con su familia, la iglesia.
1 Pedro 4.17: Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
Apocalipsis 14.7: diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
Y su objetivo es separar la cizaña del trigo, la cual es la iglesia viva y verdadera.
Mateo 13.40-43: De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.
1 Corintios 11.18-19: Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo. Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.
Apocalipsis 18.2 y 4: Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;
Será destruido todo aquello que se construye en la carne de la gente religiosa que Dios llama polvo, y que son impotentes contra Satanás y sus huestes.
Génesis 3: 19: Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
Jeremías 17: 5: Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
2 Corintios 10.3 – 4: Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.
Isaías 31: 1: !Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!
Estimado lector: suya es la decisión de creer o no. Pero así como Dios permitió que me fracture para enseñarme lo que vendrá a la iglesia, estoy seguro y consiente que así será. Es momento de dejar de jugar al ser hijo de Dios. Es hora de que sujetemos nuestra voluntad a su Espíritu Santo porque su Palabra es clara…”Sin santidad nadie verá a Dios”.
Termino trayendo a su memoria sus contundentes palabras: "De la misma manera que quedaste cuando sentiste que se quebraron los huesos de tu pie, así será para aquellos que desoyen mi voz en sus conciencias. No tendrán en donde apoyarse y serán despojados de todas sus esperanzas."