Este mensaje viene a colación de una frase que me ha venido a mi mente varias durante las últimas semanas del mes de mayo de 2015, y la frase es "La Salvación es por fe". Estuve orando al Señor y preguntándole. Le he dicho: ¿A qué te refieres con esto Señor? ¿Qué intentas enseñarme? Y esto sucedió hasta hace algunos días atrás, en que por casualidad encontré entre mis apuntes de teología un trabajo que hizo Rubén, un amado hermano y amigo fallecido que me ministró durante una de las épocas mas duras de mi vida. Al mirar entre tantos apuntes encontré este, el cual me llamó poderosamente la atención. Me tomé el tiempo necesario para leerlo, y mientras lo leía sentía que el Espíritu Santo me hablaba al corazón. Respondió muchas de mis preguntas. Pero lo más importante de esta historia es que estas enseñanzas fueron revelaciones dadas a este maravilloso hombre de Dios hace más de 10 años, y ahora toman vida en un momento clave de la historia de la iglesia. Considero que son enseñanzas que todo creyente debe tomar en cuenta para los últimos tiempos que se avecinan.
Introducción:
Mi versión propia de la Fe es esta: "Fe es un salto al vacío en el que no sabes adonde te llevará, sólo crees, tomas el reto y confías que todo saldrá bien de alguna manera."
Pero a que nos lleva la Fe...en este estudio bíblico Usted verá cuán importante es la fe para nosotros los creyentes en Cristo.
Según la Biblia habla de la Fe en Hebreo 11:1-3 de la siguiente manera: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía."
Y según el original hebreo traducido al español directamente dice de la siguiente manera: "La confianza [Hab 2:4] es tener la certeza de lo que esperamos esperanzados, convencidos acerca de las cosas que no vemos. Por esto La Escritura da testimonio del mérito de los ancianos [de Yisra'el]. Por la confianza entendemos que el Universo fue creado por la Palabra hablada de YAHWEH, así que, lo que se ve no vino a existir de un fenómeno existente.
- Nos lleva a creer en las realidades espirituales (v.1). La fe por la cual se entiende que Dios creó el mundo es la fe en la revelación inspirada divinamente que se encuentra en Gn.1 y en otros pasajes tales como Salmos 33:6-9 o Isaías 55:11.
- Nos lleva a la justicia (Equidad - Integridad - Juicio - Rectitud - Santidad - Santificación - Verdad) v.4 Dios aceptó el sacrificio de Abel porque Abel era justo, consagrado y obediente. El Señor aceptó su ofrenda porque él se presentó delante de Dios con verdadera fe y dedicación a la justicia (Gn.4:3-10) comparemos con Pr. 15:8; Mt.23:35 y 1Jn.3:12.
- Nos lleva a buscar de Dios y a creer en su bondad. (v.5-6). Enoc sobresalía en devoción "caminó con Dios", es decir de otra manera que Él vivió por la fe en Dios, confiando y creyendo en su bondad. (Gn.5:21-24).
El versículo 6 describe las convicciones que forman parte de la fe salvadora:
Los creyentes deben por tanto creer en la existencia de un Dios personal, infinito y santo, que siempre se interesa por ellos. Deben creer que Dios los recompensará cuando de veras lo buscan, sabiendo que la mayor recompensa es la alegría y la presencia de Dios mismo. Él es su escudo y su recompensa suprema. Deben buscarle con diligencia y desear ansiosamente su presencia y su gracia.
-Nos lleva a confiar en su palabra (v.7 y 11). Como Noé confió en su palabra y no vaciló en obedecer, lo mismo que Abraham, el cual creyó en la promesa de que a pesar de que Sara era de 90 años, ella iba a concebir un hijo (Gn.6:13-22; 18:11-14 y 21:2).
- Nos lleva a obedecer sus mandatos (v 8). Abraham obedeció, dejó su tierra y su parentela, y fue en busca de la tierra prometida. La fe y la obediencia son inseparables, como lo son también la incredulidad y la desobediencia. (Gn.12:1-5).
- Nos lleva a vivir conforme a sus promesas, y rechazar el espíritu malvado del mundo (v.13 y 39). Los santos del Antiguo Testamento murieron con la fe de que Dios les tenía reservado algo mejor. Y su esperanza estaba fijada en la vida eterna con Dios en la patria celestial.
Todos los Santos del AT. murieron sin recibir las bendiciones y las promesas plenas de Dios; pero en la muerte y la resurrección de Jeshua (Cristo), Él les consiguió las perfecta Salvación, de modo que recibirán su herencia total con los creyentes en el cielo nuevo y la nueva tierra (Ap.20-22).
- Nos lleva a anhelar el hogar celestial (v.10:14-16). Abraham sabía que "la tierra prometida" no era el fin de su peregrinación. Ésta, señalaba más bien a la ciudad celestial que Dios había preparado para sus siervos fieles. Abraham sirve de ejemplo para todos los creyentes, los que debemos comprender que solo somos viajeros por este mundo terrenal, camino del verdadero hogar en el cielo.
En esta vida no debemos buscar la máxima seguridad ni debemos estar encantados con el mundo actual. Sino por el contrario, debemos considerarnos como extranjeros y peregrinos en la tierra.
Esta no es nuestra patria, sino territorio extranjero; el fin de nuestra peregrinación será nuestra patria mejor, la Jerusalén celestial y la ciudad por venir.
- Nos lleva a perseverar en medio de las pruebas (v. 17-19). Abraham ofreció en sacrificio a su único hijo (Gn.22:1-14).
- Nos lleva a bendecir la siguiente generación (v.21). En el cap. 48 de Génesis vemos la historia cuando Jacob bendice a los hijos de José. Jacob les dejó a sus hijos un ejemplo de fe perseverante en Dios y un testimonio de que Él lo había mantenido (literalmente pastoreado) toda su vida, redimiéndolo de toda maldad.
La Epístola a los Hebreos señala el acto de Jacob de bendecir a Efraín y a Manases como la prueba suprema de su sincera fe en Dios.
Lo más grandioso que un padre puede entregar a sus hijos es su fe en Dios y su dedicación a Él y a sus caminos. No hay legado mayor que éste.
- Nos lleva a rechazar los placeres del pecado (v.25). Como Moisés escogió ser maltratado con el pueblo de Dios antes que gozar de los deleites mundanos (Ex. 2:11-15).
La disposición de Moisés de identificarse con el pueblo de Dios y defender a los hebreos que estaban sufriendo la opresión, demostraba su fe en Dios. Él rechazó los deleites temporales del pecado, por el honor de sufrir por Dios y con el pueblo de Dios (Hch.7:23-29).
Cada creyente se enfrenta a la constante decisión, ya sea de disfrutar del placer efímero del pecado o de sufrir el permanecer en obediencia a la voluntad de Dios.
La batalla que se libra dentro del creyente abarca toda la persona, la lucha es si se rendirá a las inclinaciones de la carne y volverá a someterse al dominio del pecado, o si cederá a las exigencias del Espíritu Santo, continuando bajo el dominio de Cristo (Ti.8:4-14).
- Nos lleva a soportar la persecución (v. 27). Por causa de la justicia Moisés tuvo que huir de Egipto (Ex. 2:15).
Vemos en el capítulo 14 del libro de Éxodo como Dios aseguró a su pueblo mientras que Él peleaba por ellos. Pero la consigna principal era la de avanzar hacia el mar con fe. Dios pelearía por su pueblo cuando ellos anduvieran con fe y obediencia a su palabra. (Neh.4:20; Sal.35:1)
- Nos lleva a realizar obras poderosas de justicia (v.32-35). Vemos aquí grandes hombres de Dios que realizaron obras poderosas de justicia. (Jue. Dn. y 1 y 2 R).
Dios permitió que algunos de sus hijos fieles pasaran por grandes sufrimientos y adversidades. Aunque disfrutaban de la divina compañía, Dios no los libró del sufrimiento y de la muerte.
Nótese que mediante la fe algunos "evitaron filo de espada" mientras que otros fueron "muertos a filo de espada". Por la fe unos fueron librados y otros murieron.
La fe sincera no solo lleva a los creyentes a hacer grandes cosas para Dios, sino que a veces también los conduce al sufrimiento, la persecución, las dificultades y la pobreza.
La fidelidad a Dios no garantiza la comodidad ni la libración de la persecución en este mundo, sino que asegura a los creyentes la gracia, la ayuda y la fortaleza de Dios en medio de persecuciones, pruebas o sufrimientos (Jer.20:1, 7-8; 37:13-15).
- Nos lleva a sufrir por Dios (v. 25; 35-38). En 1ra. de Reyes 17:17-24 conocemos la historia de la viuda de sarepta y de Elías, y 2da. de Reyes 4:25-37 Elías y la sunamita, y otras tantas historias de sufrimiento por Dios.
Los santos fieles de Dios se negaron a adaptarse a las normas depravadas del mundo y a disfrutar de sus placeres inmorales, y el mundo les pagó su rechazo con desprecio y aflicción. Aunque se les prometieron bendiciones a los fieles en el AT. (Dt. 29:9; Jos 1:8 ), tuvieron que soportar persecuciones y privaciones.
En el NT a los fieles se les enseña a esperar la adversidad (2 Ti.3:12 ), a identificarse con la cruz ( Mt.10:38; Ga.2:20 ) y a seguir al "varón de dolores" ( Is. 53:31 ).
- Nos lleva al deseo de no regresar a la tierra de donde salimos, es decir el mundo (v.15-16). Vivimos en este mundo como peregrinos y extranjeros, los cuales honramos a Dios deseando la patria mejor. Dios nos honra al llamarnos hijos suyos y no se avergonzará de reconocernos como hijos suyos. A los que honran a Dios viviendo como "extranjeros y peregrinos" (1 P.2:11) y deseando la patria mejor, Dios los honrará al llamarse Dios de ellos.
Hebreos 12:1-2 nos dice: "Esta carrera es la prueba de la fe durante la vida en este mundo. La carrera debe correrse así:
Con "paciencia", es decir, con perseverancia y constancia (Fil.3:12-14), sabiendo que la manera de alcanzar la victoria es la misma que para los santos del cap. 11, es decir, esforzándose hasta llegar a la meta (Lc. 21:19; 1 Co. 9:24-25; Fil. 3:11-14; Ap. 3:21).
Despojándose de los pecados que asedian o demoran y fijando la mirada, la vida y el corazón en Jesús y en el ejemplo de obediencia perseverante que dio en la tierra, y consiente de que el mayor peligro es la tentación a ceder al pecado, a regresar a la patria de donde salieron (Stgo.1:12), y a volver a ser ciudadano del mundo (Stgo. 4:4; 1Jn. 2:15).
En la carrera de la fe, los creyentes ven a Jesucristo como: "Su ejemplo de confianza en Dios, de consagración a su voluntad (Mr.14:36), de oración (Mr.1:35; Jn. 17), de victoria sobre las tentaciones y el sufrimiento, de constancia en la fidelidad al Padre, y del gozo que pueden esperar al terminar la obra para la cual Dios los ha llamado (Lc. 15:24,32; Jn. 14:11).
Su fuente de fortaleza, amor, gracia, misericordia y ayuda (Ap.3:1).
Hermanos como verdaderos hijos de Dios, debemos procurar día a día alcanzar la verdadera fe, esa fe que nos llevará a obtener esa corona de vida (Stgo. 1:12).
Y Hebreos 12:2;14 y 13:5-6 No dudando que Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.-